- Paola, convertida en “Juanita”.-
- Zamora y Alito se compran a Malova.-
Francisco Chiquete
Las corcholatas recorren el país como si su activismo en pos de la presidencia no tuviese límites legales. Algunos, como Marcelo, se conforman con hacer presencia y proyectarla en los medios; otros, como Claudia, se lanzan a hacer eventos masivos. Cada quien según sus estrategias y capacidades.
Algunos actores políticos y analistas insisten en que se trata de una simulación urdida a la vista de todos y hasta muestran asombro por que es el presidente quien encabeza esta verdadera burla a la ley que significa una camoaña que para el INE no es campaña, con precandidatos que dicen no ser precandidatos, pero que ya tienen asignados puestos de consolación instruidos por el propio presidente.
No es la primera vez que se aplica la fórmula. Apenas hace unos meses la profesora Delfina Gómez, hoy gobernadora electa, fue designada como candidata con gran anticipación a los tiempos legales, pero se usó el eufemismo de “coordinadora de la defensa de la cuarta transformación”.
Pero no es la primera vez que López Obrador se inventa una maniobra de ese tipo para sacar adelante una candidatura que no cumple con los requisitos establecidos en la ley.
En 2009, el PRD pretendía lanzar a Clara Brugada como candidata a la alcaldía de Iztapalapa, pero una decisión del Tribunal Electoral lo evitó. Entonces López Obrador propuso la fórmula mágica: “vamos a lanzar a Juanito (un activista cuyo nombre real es Rafael Acosta. Él gana con los votos nuestros y entonces designa como secretaria a Clara, él renuncia y Clara asciende”.
En efecto: “Juanito” ganó la elección y se le instruyó para que le cediera el lugar a la señora Brugada, pero le ganó la ambición, decidió que él había ganado por sí mismo y anunció que se quedaba como titular de la entonces delegación y hasta tomó las oficinas.
La presión política sin embargo fue demasiada y a los días obligaron a Juanito a presentar su renuncia. Clara Brugada fue la jefa delegacional y se cumplió el proyecto lópezobradorista de sacar la vuelta a la ley. Hace dos años la autoridad electoral endureció el músculo y evitó la candidatura a gobernador de Félix Salgado Macedonio, pero éste impuso a su hija Evelyn Salgado Pineda.
Después de eso, la figura de Juanito fue utilizada no sólo por la izquierda, sino por todos los partidos. Para eludir la disposición legal de equidad en las candidaturas, tanto PRD como PRI y PAN lanzaron a mujeres candidatas a diputadas federales, pero apenas tomaron posesión, fueron obligadas a pedir licencia para que sus suplentes, que eran hombres, tomaran el cargo. Se les llamó “las diputadas juanitas” y hubo necesidad de reformar las leyes para que a una candidata propietaria se asignara la candidatura de una mujer suplente.
Pero el fenómeno se sigue dando también desde el otro ángulo. Si Juanito quiso quedarse como jefe delegacional con la certeza de que los votos obtenidos fueron suyos, y no de Clara Brugada o del movimiento lópezobradorista, la senadora por Sonora, Lily Téllez, grita convencida de que ella ganó la elección por sí misma, no por la influencia de López Obrador, que encabezaba la fórmula morenista en que ganó la actual senadora, aunque después abandonó esa fracción legislativa y se fue a la del PAN.
Por más que el presidente insista en diferenciarse de los anteriores presidentes y de los anteriores gobiernos, las prácticas políticas son prácticamente iguales de todos lados.
- UNA JUANITA EN EL PRI SINALOENSE
Desde la catastrófica derrota electoral del 2021, el PRI estuvo anunciando que renovaría a la dirigencia en el estado, pero no podía hacerlo porque los cuadros rechazaban una imposición de la dirigencia nacional, en que se desplazaba a todos para beneficiar las veleidades revanchistas del senador Mario Zamora.
Tras mucho buscarle la cuadratura al círculo, decidieron dar un regreso en el tiempo y lanzaron una convocatoria revolucionaria que consideraba la consulta a las bases militantes sólo para terminar, como en los sesentas o setentas, con una imposición descarada, recurriendo a la negativa o secuestro de documentos para eliminar a los opositores internos.
Fue así como llegó Paola Gárate, quien tampoco se puso muy exigente con lo ético y aceptó los beneficios de la imposición. Incluso compró la actitud del dirigente nacional y se peleó con los priístas inconformes. En lugar de buscar soluciones, los denostó y casi los apuró a que se fueran del partido.
Pero no llegó muy lejos. Todavía no se aprende los números de las extensiones telefónicas de su oficina, y ya le pusieron encima a un delegado nacional que por cierto fue el que más sonó como beneficiario original de la imposición centrista, Álvaro Ruelas.
¿Quién va a mandar en el PRI de Sinaloa? Obviamente Álvaro Ruelas (y Mario Zamora a través suyo), de modo que Paola Gárate sólo hizo el triste papel de “Juanita”, disfrazando un proceso de selección que en realidad ya estaba decidido desde antes.
Comentando el tema en la Mesa de Análisis de Altavoz, coincidíamos en que esa designación por encima de ella, obligaría a Paola a renunciar o a pelear seriamente por sus capacidades y potestades, pero eso es demasiado pedir en estos tiempos y en estos personajes.
- ¿QUÉ CREEN QUE SE COMPRAN CON MALOVA?
Esta nueva imposición mueve otra vez el sorpresivo tema de la alianza de Mario Zamora y el PRI de Alito con el exgobernador Mario López Valdez, que ya tiene colocados dos elementos cercanos en la estructura: el propio Ruelas y el secretario general, Bernardino Antelo.
Tras la derrota del 2021, Mario Zamora encontró confort en la idea de que fue traicionado y entregado por el quirinismo, si es que éste realmente existió, y encontró que su aliado natural era el exgobernador Mario López Valdez, quien no sólo lo derrotó (otra más) escandalosamente e hizo escarnio con él durante los seis años que duró su gobierno, intentando incluso que el PRI no le diera la candidatura al Senado.
Supongamos que ya olvidó todo eso, pero preguntémonos qué cree que vaya a encontrar en esa alianza. Prestigio no. Si hay un gobierno quemado, evidenciado en la corrupción, el abuso y la banalidad, es el de Mario López Valdez, cuyos bailecitos no alcanzan para reivindicarlo, ni mucho menos.
- EL COSTO DE SER PARTE DE LA TRANZA
Mientras el ex alcalde Luis Guillermo Benítez Torres patea el bote y elude las audiencias de imputación con recetas médicas, sus colaboradores del comité de adquisiciones ya fueron sometidos a proceso judicial por la controvertida compra de lámparas (400 millones de pesos) sin hacer concurso de licitación.
Si la política en México tomara en cuenta los antecedentes que van generando los políticos, este caso sería muy valioso. Los ex funcionarios imputados ahora podrían explicar que si firmaron el contrato con Azteca Lighting fue porque se los ordenaron. Y todos sabemos que si un presidente de la República, un gobernador, un secretario de estado o un alcalde le dice a un subalterno que firme un proyecto, le es obligatorio hacerlo porque para eso lo nombraron, porque hay un concepto de lealtad y por supuesto, porque frecuentemente les genera beneficios ilegales.
A partir de esto (aunque no debiera ser necesario) toda persona que llegue a un puesto de responsabilidad debe tener presente que en algún momento les puede caer el diablo (no Higuera, ese anda protegiendo a otros).
Además la lealtad al jefe no siempre es correspondida. Ya ven cómo cuando empezó a ver que corrían las cosas, el Químico anunció que no se iría solo y ya empezaron a caer algunos de los que le creyeron.
- •AMLO NO QUIERE DISTINGUIR
La anulación del Plan B, segunda parte, muestra a un presidente que no sólo no entiende cabalmente la función de la Suprema Corte de Justicia de la Nación: tampoco quiere distinguir entre las lealtades políticas y las funciones constitucionales.
Nuevamente los magistrados actuaron con independencia respecto del ejecutivo e incluso ampliaron la brecha, que en la primera parte fue de 8-3 y ahora creció a 9-2. El presidente esperaba que los cuatro magistrados que él propuso o con los ue había interactuado, le mantuvieran el respaldo. Con esos cuatro le alcanzaba para evitar la declaratoria de inconstitucionalidad.
Pero el tiempo no pasa de balde. Arturo Zaldívar, quien llegó a mostrarse como incondicional, ahora no quiso arriesgarse al descrédito y votó en contra del interés presidencial. Más aún: la ex ministra Olga Sánchez Cordero, actual senadora y ex secretaria de Gobernación, se atrevió a reconocer públicamente que a la hora de legislar el Plan B, el Poder Legislativo actuó “atropelladamente”. La incondicionalidad no dura para siempre.
Bueno, con algunos sí: la ministra copiona, Yasmín Esquivel, votó como quería el presidente y advirtió a sus pares que con esa decisión perdían credibilidad, ¡El burro hablando de orejas!
Marcelo Ebrard vino y se fue.
El lunes es turno de Adán Augusto López Hernández, quien a las once de la mañana estará en la Plazuela República.
Por cierto un amigo me preguntó intrigado, casi asustado, si los cinco millones asignados a cada corcholata eran exclusivamente para su pueblo, porque la propaganda desplegada a favor de Claudia, y la cooptación de cuadros cuesta casi lo mismo que los precandidatos recibieron para todo el país.
No será mucho lo que diga Adán Augusto en esta visita. Lo más interesante será ver si vuelve a aparecer Héctor Melesio Cuén o si ya está amartelado con Alito Moreno.