Por Mario Martini
La junta de agua de Mazatlán tiene muchas preguntas que responder, pero una fundamental y directa: ¿de dónde sacará el agua que ya comprometió con los desarrollos inmobiliarios en proceso cuando la capacidad de producción ya está rebasada por la demanda actual?
Nos han vendido la idea de que la presa Picachos será la cura a todos nuestros males porque garantizará el suministro durante los próximos 50 años. La información es tramposa por imprecisa. Este plazo fue contado hacia atrás, no hacia adelante.
Me explico: para la planeación de la presa Picachos se hizo la proyección considerando el caudal del río Presidio; la intensidad y frecuencia de lluvias; el crecimiento demográfico, etc., de las últimas 5 décadas, pero no de las próximas 5 que deben considerar otros factores determinantes como el cambio climático. Hoy, por ejemplo, llueve más en la costa y cada vez menos en la sierra, la disponibilidad de agua del río se redujo en 47 por ciento y, por lo tanto, también se ha agotado el acuífero que en los últimos 4 años pasó de tener cierta disponibilidad a estar a punto de agotarse con la explotación de pozos cada vez más profundos.
Foto de archivo con fines ilustrativos/El Sol de Mazatlán
El 8 de junio de 2001 fue suscrito el Acuerdo de Coordinación para llevar a cabo la realización del proyecto Baluarte-Presidio a través de la presa de almacenamiento Picachos que beneficiará al Distrito de Riego 111 con una superficie total de 30 mil 840 hectáreas y una superficie regable de 22 mil 500 hectáreas de los municipios de Mazatlán, Concordia y el Rosario. Su capacidad fue calculadas en 435.3 millones de metros cúbicos, distribuidos de la siguiente manera:
- 327.7 millones de metros cúbicos para la Comisión Nacional del Agua en términos de la Ley de Aguas Nacionales.
- 94.6 millones de metros cúbicos para requerimientos de la ciudad de Mazatlán, y
- 13.0 millones de metros cúbicos que la Comisión Nacional del Agua destinará, en su caso, al uso ambiental o gasto ecológico del río Presidio.
Esto representa un 75 por ciento para agricultura, 22 por ciento para uso urbano y 3 por ciento para el gasto ecológico (la presa es de las primeras en considerar este gasto, devolviendo una parte de agua al río).
Por otra parte, la presa derivadora de Siqueros solamente puede sacar 17.3 metros cúbicos por segundo, de los cuales 14.3 corresponden al distrito de riego y solamente 3 a Mazatlán y de esos 3 Jumapam pierde el 60 por ciento en la conducción y distribución por deficiencias de su infraestructura hidráulica. Evidentemente este pobre caudal, que ya es insuficiente para la demanda actual, provocará una severa crisis cuando todas las torres, edificios y fraccionamientos en proceso entren en operación. “Jamás prevenimos el crecimiento de la ciudad y menos imaginamos que el destino tendría 3.5 millones de visitantes al año”, explicó.
Queda muy claro que tanto la presa Picachos como la derivadora de Siqueros no fueron diseñadas para abastecer de agua potable a la ciudad, como equivocada o tramposamente lo piensan algunos desarrolladores inmobiliarios, pues desde el primer planteamiento en 1954 legalmente pertenecen a los ejidatarios y pequeños propietarios de la Asociación de Usuarios Productores Agrícolas del Módulo de Riego Número 1 de la Derivadora Siqueros del Río Presidio, A.C.
Las cifras aportadas en el programa La Tertulia del pasado 13 de agosto por la maestra Sandra Guido Sánchez, consejera del Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN) y directora ejecutiva de la asociación civil Conselva, Costas y Comunidades que tiene muchos años trabajando en la restauración de cuencas, son dramáticas y demoledoras.
Estamos en el límite y no hay a la vista fuentes de abastecimiento alternas, a menos que modifiquen la Ley de Aguas Nacionales para reducir la cuota al distrito de riego que el presidente tanto ha presumido o racionen el suministro en pueblos y colonias para cumplirle a las pujantes industrias turística e inmobiliaria que parecen ser la prioridad recaudatoria del gobierno municipal.
Ante este desolador panorama, hay algunas acciones que sugiere Guido Sánchez:
- Restaurar la cuenca del río Presidio y rezar para que llueva porque en esta temporada los arroyos que alimentan al río están secos.
- Tomar acciones inmediatas para convertir a Mazatlán en “ciudad esponja” y construir infraestructura verde en espacios públicos que reduzca los volúmenes de agua que corren por las calles, considerando que el suelo de la región es propicio para la infiltración.
- Reformar el Reglamento Municipal de Obras Públicas para que sea obligatorio instalar sistemas de colecta y uso de agua de lluvia, así como mini plantas de tratamiento que limpien las aguas crudas de hoteles, condominios, cotos o fraccionamientos para reusarse en riego de áreas verdes.
Nos han dicho que el rezago en agua y drenaje lo resuelven de raíz unos 7-8 mil millones de pesos, que equivalen a dos años del presupuesto total del gobierno de Mazatlán y a la mitad de las millonarias multas que pagaremos de 2022 a 2024 por “juicios perdidos” por el siniestro Químico Benítez. Supongamos que providencialmente algún día tengamos ese dineral para dejar al día ambos servicios, pero la pregunta sigue siendo válida; ¿de dónde obtendremos agua? Sería como tener un Ferrari sin gasolina.
Implan ha convocado a los mazatlecos a participar en la consulta pública del Programa de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano que es -junto a otras normas- una herramienta fundamental para la planeación que seguramente pondrá al agua en el centro del diseño de políticas públicas que garanticen el crecimiento sustentable de la ciudad y la protección del entorno ecológico que, además de generar agua, opera como amortiguador de las zonas urbanas ante cualquier fenómeno meteorológico.
Ante esta realidad, urge la participación ciudadana organizada que exija transparencia y rendición de cuentas en cuanto al uso del suelo urbano, así como sería muy útil que le dedique tiempo, dinero y esfuerzo al ordenamiento territorial y desarrollo urbano. La consulta del IMPLAN es una buena oportunidad para ponerse en acción, mientras esperamos respuesta de la junta municipal para que nos diga de dónde sacará el agua que no tenemos y no tendremos y que ya comprometió con los desarrolladores al expedirles las autorizaciones de factibilidad.
Saludos cordiales
MM