Por Mario Martini · Periodismo Democrático y Tropical
Mazatlán cambió de director de Cultura entre la congoja y celebración de una sociedad mazateca dividida. Se fue el legendario Raúl Rico González y entra Óscar García. Pero el problema no es el director: es la estructura del Instituto de Cultura, que nació para formar capital humano en las artes y terminó funcionando como una taquilla de espectáculos. De ahí la pregunta: ¿qué gana o pierde Cultura con la salida del viejo, amado y criticado, promotor cultural?
La cultura necesita maestros, becas y talleres; no un carnaval que se come el presupuesto.
Objetivo extraviado
El Instituto fue creado para capacitar en música, danza, teatro, pintura, literatura y oficios escénicos. Hoy, el Carnaval absorbe la mayor parte de los recursos y deja una miseria para nóminas docentes, mantenimiento de la Escuela Municipal de Artes y eventuales becas de intercambio al extranjero que hoy no existen.
El Instituto de Cultura ejerció unos 90 millones de para pagar elenco artístico de los últimos carnavales. Todavía recuerdo el cinismo del entonces alcalde Químico Luis Guillermo Benitez Torres que presumió los $21.858 millones de pesos que los mazatlecos pagaron J Balvin: por su presentación en la coronación infantil del Carnaval de Mazatlán 2020, abriendo la puerta a la sospecha de un “sobreprecio” de $10 millones y que detonó el escándalo local.
¿Cuántos jóvenes músicos o bailarinas pudieron viajar al extranjero a mejorar su capacitación?
Presupuesto: elefante en la sala
- Aproximadamente el 70 % del presupuesto anual se destina al Carnaval ( logística, escenarios, contrataciones?artisticas, etc.).
- El restante 30 % debe cubrir todo: maestros, materiales, talleres, mantenimiento, becas y producción cultural.
De esta manera, la formación artística queda rezagada y el Instituto se convierte en una oficina de relaciones públicas que sirve a los frívolos apetitos de la coyuntura política.
Volver al pasado
- Regresar el Instituto a su justificación fundacional: formación, profesionalización y producción de cultura.
- Trasladar el Carnaval a la órbita de Turismo y Economía con esquema empresarial, presupuesto estatal , patrocinios y metas de promoción de estado.
- Blindar el presupuesto cultural para maestros, becas al extranjero e intercambios; reglas claras de asignación.
- Evaluación pública anual de impacto: número de alumnos, talleres, montajes, publicaciones y giras.
Colonias populares: sí
Llevar cultura a barrios y sindicaturas es valioso, pero sin presupuesto suficiente termina en programa efímero. La cultura comunitaria necesita continuidad, materiales, transporte y seguimiento, no eventos populistas para el lucimiento oficial.
Ojalá Óscar García -hombre capaz y honesto-tenga el hígado y la paciencia para desatar el nudo que convirtió la cultura en carnaval y frivolidad política. Arte y cultura no deben seguir siendo escaparate para la foto de alcaldes y sus familias con artistas de renombre, debe regresar a las aulas. Digo.
Saludos cordiales
MM


