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- Dos personajes ausentes.-
El ambiente político de Mazatlán registra un fenómeno muy particular: la irritación que provocó la designación del ex Alcalde Luis Guillermo Benítez Torres como secretario de Turismo se mantiene e incluso crece en el ánimo de mucha gente, mientras en la contraparte el gobernador Rubén Rocha Moya aumenta su apuesta tratando de ejercer un control de daños, y se compromete a que siga el proceso judicial que se endereza contra su nuevo subalterno.
Por supuesto, el gobernador y su círculo de colaboradores principales estaban conscientes de que la medida tendría un costo político y dadas las circunstancias, estaban dispuestos a afrontarlo. Pero ni en sus cálculos más pesimistas pensaron que las cosas llegarían a tanto.
Sólo para dar una idea del impacto, vale señalar que entre las propias bases morenistas hubo primero desconcierto y después enojo. Aunque la disciplina partidista impide que se lancen a combatir esta decisión sorprendente, han guardado un silencio impresionante. Uno que otro especialista ha adelantado incluso que el proceso judicial sería sostenido, pero en general nadie se ha lanzado al ruedo por una razón muy simple: defender el caso es defender a un personaje, al ex alcalde, con quien tenían serias diferencias desde que empezó su primer periodo.
Y mire usted que los morenistas son apasionados y se lanzan a defender la causa al costo que sea. Sólo veamos la trayectoria de militantes añejos que hoy defienden la militarización del país al extremo de decir que ésta no existe. Pero no ha ocurrido así con la designación de Benítez Torres. Se atribuye por cierto a la dirigente estatal Merary Villegas haber presionado para alcanzar esta solución de hacerlo secretario en lugar de enjuiciarlo, pero si así fue, no ocurrió en público.
El gobernador insiste en que la invitación fue la manera más adecuada de conseguir la salida de Benítez Torres de la Presidencia Municipal, con lo que se recuperaría la gobernabilidad, dado el rechazo que tenía el entonces munícipe entre sectores muy importantes de la población.
Ello, asegura, no impedirá que la Fiscalía siga adelante con la investigación, y todavía extendió las cosas: hay varios alcaldes más que se tendrán que someter a investigaciones porque sus cuentas no corresponden a la realidad que demanda una buena administración.
Pero hay algunas expresiones que llaman la atención: nadie me presionó para que tomara esta decisión, lo hice yo por la gobernabilidad de Mazatlán, para eso soy el gobernador.
Forto de archivo: Rafael Mendoza, Secretario del Ayuntamiento, cuota de Melesio Cuén.
En condiciones normales sería algo irrebatible, pero hay muchas versiones sobre una intervención del gobierno federal para rescatar al químico y de paso para enderezar el maneo político a Héctor Melesio Cuén Ojeda, quien pasó del maltrato obsesivo a la redención de sus colaboradores y con ello, de sí mismo.
Por si hiciera falta, mal acababa de conocerse el controvertido nombramiento, cuando ya el secretario de Turismo del gobierno federal estaba emitiendo su felicitación para adelantar que trabajarían juntos. Miguel Torruco fue, en efecto, uno de los apoyos de Benítez. Fue él quien donó el conjunto escultórico de Loos Beatles, que luego se convirtió en un delirio británico en la vieja calle cerrada de Hilario Malpica.
La versión que contradice al gobernador está muy generalizada: se trata de una intervención del gobierno federal que pidió al mandatario local no golpear a Benítez, cuya salida de la alcaldía convinieron como necesaria, pero sin desprotegerlo; es decir, sin llevarlo al riesgo de encarcelamiento que parecía cernirse sobre él.
- EL DESASEO DE LA SUSTITUCIÓN
Ya la designación del nuevo secretario de Turismo había sido un golpe de ánimo para Mazatlán, y a designación del sustituto fue un golpe adicional. Por muy eficaz que haya sido en la operación de hacer a un lado al Químico Benítez, Edgar Augusto González Zatarain no es alguien que tenga un arraigo real, una identificación plena con los mazatlecos. Aunque fue alcalde de El Rosario, no reúne las características que se requieren para el gobierno de un municipio como Mazatlán. Baste ver el extravío de su inmediato antecesor para darse cuenta.
Por supuesto que no es fácil una sustitución en estas condiciones. El ex alcalde Alejandro Higuera Osuna hizo todo lo posible por ponerse a la vista, pero su desprestigio entre la población no permitía pensar en una decisión de ese tamaño. Hubo durante los días previos un sondeo de opiniones e Higuera nomás no salió bien librado.
Jorge Abel López Sánchez no tenía ninguna expectativa, pero un meme que falsamente ponía al gobernador meditando en esa posibilidad, corrió como reguero de pólvora y aunque provocó reacciones diversas, al interesado le generó un increíble tráfico de mensajes que lo elevaron a trending topic. Eso le revivió los viejos ánimos de torero, a sabiendas de que no era cierto.
Flor Emilia Guerra Mena sonó mucho e incluso se dio por hecho que sería suficiente el apoyo de Ignacio Mier, quien preside la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados federal. Por fortuna no llegó a ocurrir y la joven sigue despachando en la misma dependencia.
Fernando Pucheta Sánchez tenía presencia pública y experiencia, pero era una carta difícil de jugar, pese a formar parte del equipo de Rubén Rocha Moya. En dos ocasiones dio la pelea por la alcaldía, y aunque las bases morenistas no querían a su propio candidato, sentían a Pucheta como un peligro para su causa. Habría sido como entregar la plaza a un enemigo, aunque ya hubiese aparecido del lado de Rocha.
Por cierto: el subsecretario Pucheta presentó su renuncia al cargo al día siguiente que Benítez rindió protesta. Lo hizo sin estridencias, sin rupturas, pero con una muestra de dignidad que no ha sido nada frecuente en la política contemporánea. Ha sido el único actor político con esos alcances y lo previó el propio gobernador.
Entendido todo esto, sigue siendo escandaloso pronunciarse por un político menor como Edgar González, quizá con la idea de que igual que en Culiacán, el verdadero poder en el municipio será el mismísimo gobernador, pero incluso bajo esa circunstancia, es una falta de consideración a una sociedad que con todo y haberse equivocado, merece una mejor respuesta.
Vamos a ver qué ocurre con el gabinete municipal. SI los invitados son tan menores como han sido hasta ahora, habrá que irse resignando. Todavía falta saber qué va a pasar con personajes como el director saliente de Cultura, quien tiene muchos fierros en la lumbre como para irse tranquilo a casa; y falta la secretaría de Desarrollo Económico y Turismo, donde se trabajó tanto para vestir los caprichos del ex alcalde y para construir una candidatura propia, alardeando de apoyos del tercer piso y adláteres.
Y sobre todo falta ver qué va a pasar con la Seguridad Pública.
Para cerrar el tema: organizaciones de la sociedad civil esperan hoy el respaldo de los ciudadanos, con firmas a un manifiesto en que se exige la investigación efectiva al Químico Benítez y sus funcionarios involucrados en irregularidades. Los interesados podrán acudir a firmar a las plazuelas República (centro de la ciudad), Miguel Hidalgo (colonia Juárez), Flores Magón y en las letras del Valentinos, de las ocho de la mañana a las seis de la tarde.
- PERSONAJES AUSENTES
Durante el último mes se han ausentado de forma definitiva dos personajes que se granjearon el cariño de muchos mazatlecos y a quienes recordamos hoy a propósito de las conmemoraciones de difuntos.
Uno de ellos es el doctor José Mario González Ramírez, político que militó con mucho corazón y entusiasmo en el Partido Acción Nacional.
Foto de archivo: José Mario González Ramírez
Amistoso y cercano a todo mundo, el doctor se dio a ver cuando en los albores del gobierno de Humberto Rice García, marcó rumbo en la primera prueba democrática que enfrentaron. Habían ocurrido las elecciones de síndicos y comisarios, y los principales partidos se disputaban la joya de la corona: Villa Unión. La ganó el PRI con Manuel Eugenio Soler, pero una parte importante del cabildo pretendía invalidar el resultado para quedarse con el puesto. El Cuate González defendió la legalidad del proceso y advirtió que debía respetarse la pluralidad. Refunfuñando, los regidores poderosos tuvieron que aceptar y ceder.
Todavía repitió la hazaña después del desafuero de Jorge Rodríguez Pasos y de la forzada renuncia de Gerardo Rosete, quien en nueve meses se acabó el presupuesto del año, El Cuate votó por Ricardo Ramírez González como segundo alcalde sustituto en el trienio. Sus compañeros panistas lo congelaron porque “votó por un priísta”, que además era su primo. ¿Qué querían? ¿Otro de los mismos? ¡Piensen en Mazatlán, no en los partidos!
El resto de sus años los pasó haciendo servicio social como gestor o como dentista. Como tal tenía una plaza en el Hospital Municipal, a donde atendía a gente sin recursos, hasta que llegó el Químico y lo dio de baja después de ofrecerle reforzar el trabajo social. Ahí el municipio se ahorró siete mil pesotes mensuales. Su muerte fue muy sentida.
Foto de archivo:Profesor José Guadalupe Rincón Andrade.
El otro personaje recientemente desaparecido es el profesor José Guadalupe Rincón Andrade, un hombre que siguió en su papel de promotor de la educación hasta rebasar los ochenta años, con una carrera que por vocación de servicio inició nada menos que en las Islas Marías.
Fue militante del Partido Revolucionario Institucional, al que le dedicó tanto entusiasmo como el que destinaba a su labor de maestro. Curiosamente, pese a los reconocimientos y los afectos que siempre tuvo en su partido, jamás recibió una oportunidad electoral. De 2008 a 2010 fue regidor, pero sólo porque el corporativismo lo empujó al PANAL, quien lo propuso para ese puesto en una alianza ganadora.
Un sábado llegué a la cita diaria de los reporteros en el kiosco de la Plazuela República y ahí el recordado periodista Sergio Galindo me invitó a dar una vuelta por el rumbo de su casa, en el Fovissste Playa Azul. Aunque me resistía por la distancia, terminé aceptando. Sólo quería que viera cómo su vecino había pintado la casa de blanco, con vivos azules en las marquesinas.
Su vecino era el profesor Rincón Andrade, a quien Sergio y su esposa Nelly Rejón querían mucho, pero la carrilla era la carrilla. Al día siguiente apareció la Domingrilla en El Sol del Pacífico que el PAN ya tenía un subcomité en el Fovissste, y el lunes el profesor amaneció pintando la casa con otros colores mientras renegaba contra los delatores. De ese tamaño era su celo por demostrar su cariño al partido en que militaba.
Una mañana de septiembre el profesor Arturo Cundapí Ramos posteó que había ido a la clínica del Issste a visitar al profesor Rincón, quien estaba inconsciente. La siguiente noticia fue su fallecimiento, que generó también muchas expresiones de tristeza.