Observatorio
- Ante anarquía y mal gobierno, no hay más defensa que la resistencia social .-
Facebook está plagado de quejas y desesperanza que van creciendo proporcional y paralelamente a la impunidad generada y protegida desde el poder político.
Todos los días circulan en redes sociales lamentaciones de ciudadanos afectados en propiedades y calidad de vida por el “progreso a toda costa “. Voces aisladas deambulan en el ciberespacio, relatando el calvario de su incesante ir y venir a oficinas municipales en busca de respuestas que no encuentran porque simple y sencillamente los ciudadanos no existen, pues no es temporada electoral ni colecta del impuesto predial cuando, entonces sí, vuelven a ser visibles. No hay autoridad que atienda quejas o corrija irregularidades y abusos. Nada, nadie.
Recientemente publicamos en Paralelo23 un caso que describe de cuerpo entero la anarquía inmobiliaria que impera en la ciudad: la construcción de la torre Punta Bahía en el terreno donde fue la vivienda de la familia Hernández Kelly en el Paseo Claussen, asentada en una zona urbanamente complicada en la legendaria colonia Los Pinos de Mazatlán, sobre manto freático y veneros de agua en la falda poniente del Cerro de la Nevería.
Si levantar esta mole de concreto de 17 niveles en un palmo de terreno unifamiliar es una barbaridad, que el desarrollador Fernando Rosete Aragón sea al mismo tiempo presidente del Consejo Ciudadano de Ordenamiento Territorial, Planeación Urbana y Vivienda de Mazatlán, órgano municipal responsable de regular todo lo que señala su largo nombre, es una verdadera burla a la sociedad mazatleca que en su conjunto debería presentar juicio de nulidad ante el Tribunal de Justicia Administrativa o buscar el amparo de la justicia federal.
Rosete Aragón pasó de representar y defender intereses empresariales -fue presidente de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios 2020-2021- a defender supuestamente los derechos de la ciudad. Hoy sirve a dos amos, a uno más que al otro. Muy grande le quedó la honorable silla que dejó el doctor en arquitectura Jorge Aviña del Águila, ese sí comprometido con el derecho colectivo al disfrute y goce de la ciudad.
Otro que no debería dormir tranquilo es el arquitecto Alejandro Salas Aparicio, director responsable de obra 480, que tendría que dar la cara ante cualquier daño estructural o accidente provocado por la omisión u ocultamiento de estudios fiables de mecánica de suelos, factibilidad de servicios públicos, impacto ambiental y mitigación de riesgos, entre otras asuntos imprescindibles.
Esta construcción mal planeada, por decir lo menos, ya provocó que algunos residentes permanentes extranjeros abandonaran la plaza y otras familias buscaran refugio con parientes como si fueran desplazadas por el narco, que en los hechos lo son.
- Es el camino
Todos los días aparece una obra nueva en la ciudad y varias de ellas con la marca “El Encanto” de la empresa Expertos en Proyectos y Construcciones SA de CV que construye en la avenida del Mar, zona de La Marina y el cerro del Vigía, donde la activa asociación de vecinos logró parar una torre mediante juicio de amparo.
Estas pequeñas, aisladas y pírricas victorias confirman que los ciudadanos afectados por el progreso a cualquier precio están completamente solos, rechazados e ignorados por autoridades -a las por cierto les paga sus sueldos- y abandonados a su suerte por las antes activas organizaciones empresariales, lideres morales, colegios de ingenieros y arquitectos, etc., que han mantenido sospechosa distancia y reprochable silencio ante la tolerada anarquía e impunidad del desarrollo inmobiliario desbocado, ilegal y moralmente indefendible (el poderoso empresario atunero José E. Carranza Beltrán, líder visible de su sector, es vecino afectado por Punta Bahía y también ha decidido guardar silencio, no vaya a incomodar a alguna autoridad que la tome contra sus negocios pesquero e inmobiliario).
Una gota en este desierto es el Instituto Municipal de Mazatlán, cuya directora, doctora arquitecto Leticia Alvarado Fuentes ha abierto la puerta para la discusión democrática de la planeación del desarrollo sustentable a través de foros y talleres públicos. Hay que respaldar y fortalecer esta iniciativa desde la sociedad organizada.
Facebook es un buen espacio para la catarsis personal y colectiva y también eficaz vía de escape a la frustración social, pero la única manera de rescatar al Mazatlán donde la vida se pasaba sin llorar es la canalización de la irritación ciudadana activa hacia la batalla sin cuartel en calles, plazas y tribunales, pues a diferencia de otros puertos, Mazatlán está poblado por más del 70 por ciento de vivienda habitacional, lo que no ocurre en ningún otro puerto turístico del Pacifico Mexicano. Es decir, el peso del volumen social es superior a cualquier otro por poderoso que parezca y cuando así lo decida podría cumplir la metáfora “el corrupto vive hasta que el pueblo quiere”.
Somos más los que podemos -y debemos- decidir cómo queremos vivir y no como lo dicta una caterva de servidores públicos y empresarios corruptos que van por la extracción inmediata de rentas sin que les importe el caos que dejarán cuando sus miembros dejen sus posiciones de privilegio e intenten disfrutar los millones mal habidos, si acaso lo permiten las decenas de demandas civiles y penales que los perseguirán hasta la sepultura.
Saludos cordiales
MM
El desarrollo de la ciudad, es como el desarrollo de una persona, que cuando toca es imparable…además es benigno…
Se tiene que ir sincrónico a la ola, no hacerlo es querer ser un lastre a la dialéctica…