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Tuvieron que pasar casi 4 años para que los ciudadanos finalmente defenestraran al Quimico Luis Guillermo Benítez Torres, quien pasará a la historia como el presidente municipal que renunció al cargo por acusaciones fundadas de corrupción.
Claro que muchos mazatlecos lo quisieran ver mañana en prisión -lo que aun no está descartado-, pero su renuncia entre lloriqueos y pucheros debe tomarse como lo que en realidad es: un triunfo ciudadano que lo condujo a la humillante defenestración y confinamiento a un puesto menor -prácticamente testimonial en el organigrama estatal-, en el que no podrá seguir haciendo daño por la simple y sencilla razón de que la Secretaría de Turismo es una dependencia de ornato con un presupuesto controlado por el gobierno del estado que es una miseria comparada a los 2 mil 600 millones que tenía al alcance de caprichos y ocurrencias etílicas.
Cuando mucho hará unos cuantos viajes por el país en VivaAerobus, con viáticos tabulados, y volverá a beber cerveza Pacífico y wisky de los perritos cuando no sea de gorra. Y ni hablar de sus viajeras azafatas que volverán al transporte urbano.
Si bien le va tendrá un chofer que tampoco se compara a los miles de policías y subalternos que estaban disponibles al chasquido de sus dedos para rescatarlo de las extenuantes tertulias en el Taller México .
No tendrá tampoco a su disposición los millones en efectivo que ingresa el comercio ambulante, controlados por Nayla Velarde, su sedicente pareja sentimental, que ahora deberá preocuparse por el giro de su destino (ella firmó la aprobación para contratar a Azteca Lighting). Y qué decir de las millonarias comisiones por permisos irregulares de construcción y los muchos negocios que pueden hacerse desde el poder municipal.
Por supuesto, ya no será sujeto de interés de sus “amigos” que a la menor provocación ponían el jet a su disposición o financiaban borracheras memorables con Buchanans 18 a cambio de favores de su privilegiada investidura.
Haberlo sacado a patadas por unanimidad del Palacio Municipal es un triunfo ciudadano inobjetable, cuyos efectos deberán continuar en los procesos de la Fiscalía General Autonoma de Sinaloa y el Congreso del Estado.
Su nombramiento en Turismo no garantiza impunidad porque eso no depende de acuerdos políticos ni del gobernador sino de los denunciantes Observatorio Ciudadano de Mazatlán, Contraloría Ciudadana, regidores. asociaciones civiles y ciudadanos independientes que tomaron acciones legales.
Es decir, el Químico aun no está a salvo porque aunque lo parezca su destino no dependerá de la protección política cupular sino de estos mazatlecos que ahora deberán poner marca personal a los servidores públicos y diputados que tienen la responsabilidad de resolver los procesos jurídicos, bajo el concepto bíblico “gavilán que suelta, no es gavilán”.
No hay que perder de vista que el bien mayor obtenido fue alejar a Benítez Torres del poder para permitir la necesaria limpia en la administración pública municipal que empezará con los próximos procesos de entrega-recepción. Y quienes lleguen al relevo estarán bajo la afinada mira ciudadana que tiene en su palmarés haber cercenado la cabeza de un alcalde nefasto.
Este necesario proceso de purificación tampoco dependerá de la capacidad, destrezas, valor, apoyo o voluntad politica del relevo sino del empoderamiento ciudadano que evitará que otras sátrapas de la calaña del que se fue vuelvan a saquearnos.
Por lo pronto, el veredicto del beisbolero Teodoro Mariscal cobró forma el martes 25 de octubre como la primera renuncia de un presidente municipal en la historia de Mazatlán que sale por la ruta de la vergüenza.
Muy bien por los ciudadanos organizados de Mazatlán que operaron como el equilibrio de poder que tanta falta hace en estos tiempos de corrupción impune.
Foto de archivo con fines ilustrativos/El Debate/
Saludos cordiales
MM
*Defenestrar:
Del lat. de- ‘de arriba abajo’ y fenestra ‘ventana’.
1. Arrojar a alguien por una ventana.
2. Destitución de una persona, generalmente inesperada o violenta.