- Jubilación del comandante Simón Malpica Hernández, oportunidad para reestructurar a la corporación.-
Si aceptamos que la principal función del gobierno es conducir la política interior del Estado en materia de orden público, seguridad ciudadana, servicios sociales y vida económica, la primera tarea que debe atender un alcalde, gobernador o presidente de la república es la protección de los ciudadanos y sus bienes.
Como todo mundo sabe en los hechos, esta obligación primaria ha sido incumplida por los tres órdenes de gobierno, lo que justificó extender la permanencia del ejército en tareas de seguridad pública hasta el año 2027 con la idea de dar otro plazo a los gobiernos estatales y municipales para que capaciten, equipen y fortalezcan a sus policías locales que fueron abandonadas a su suerte al desaparecer fondos federales de apoyo.
Durante mucho tiempo la policía municipal de Mazatlán fue reconocida como una de las mejores del país, pero el abandono presupuestal, falta de equipamiento, desidia para la capacitación continua, relajamiento de los mecanismos de control y confianza, así como el poco interés de gobernantes municipales corruptos disminuyeron sistemáticamente sus capacidades preventivas y operativas, entre acusaciones de venta de plazas, tráfico de combustible y extorsión de turistas y ciudadanos.
Hoy coinciden una administración que entra al relevo con buenas intenciones de reconstruir las estructuras institucionales que fueron saqueadas y desmanteladas por la peor administración municipal de todos los tiempos, encabezada por Luis Guillermo Benítez Torres.
Habrá quienes aseguren que la corporación está irremediablemente contaminada por la corrupción, pero quienes conocen sus entrañas saben que hay elementos con vocación de servicio, experiencia y lealtad a una institución que es fundamental para el desarrollo social y económico del municipio.
La jubilación del comandante Simón Malpica Hernández, aprobada ayer por Cabildo, es la oportunidad para desarticular a los grupos de poder que mantienen secuestrada a la corporación y reivindicar a elementos de probada capacitación, trayectoria, vocación de servicio y lealtad a la institución que fueron bloqueados o relegados por no someterse al esquema de corrupción de quienes impusieron su ley para explotar privilegios en beneficio personaL
Paralelo23 realizó una sencilla auscultación entre elementos en activo sobre perfiles de policías con trayectoria y honestidad probada que deberían asumir cargos de mando si en realidad el alcalde Edgar González Zataraín tiene intención de devolverle el buen prestigio a la corporación.
Destacan el sub inspector Jesús Eduardo Paredes Galindo, mazatleco, licenciado en Criminología con maestría en Política Criminal y Seguridad Pública, con 17 años en la corporación. Fue director de la policía municipal en 2012, pero a pesar de su experiencia lo confinaron a un centro comunitario en la Colonia Valles del Ejido.
Otro es Miguel Ángel Del Valle Lizárraga, licenciado en Derecho por la UAS, con maestría en Derecho Penal Acusatorio y Oral. Ingresó a la corporación en 1999, tiene 22 años de servicio con el cargo de sub oficial operativo.
Uno más es Salvador Castañeda Ibarra, licenciado en Derecho con maestría en Derecho de Amparo. Ingresó a la policía en 1999, ocupando desde entonces diferentes comandancias y 32 de jefaturas de grupo tanto en el área urbana como rural. De 1995 a 1999 fue encargado de la mesa de personal en la Secretaría de la Defensa Nacional en la Tercera Región Militar.
Otro buen elemento es José Ramón Bello Herrera, quien ya ocupó en 2017 la Dirección de Operaciones de la Policía y Tránsito Municipal.
Por supuesto, tanto el Secretario de Seguridad Pública Jaime Othoniel Barrón Valdez como el alcalde Edgar Augusto González Zataraín deberán revisar minuciosamente la hoja de servicio de cada uno de los elementos y aplicarles los imprescindibles filtros de control y confianza.