- El mero rey de la basura.-
- MZ: humor involuntario.-
La visita de Adán Augusto López a Sinaloa se convirtió en una fiesta entusiasta, desbordada, con miras a la elección de candidato a la Presidencia de la República por parte de Morena. Lo curioso es que el desborde no se dio entre morenistas, como era de esperarse. Ocurrió entre cuadros destacados del PRI.
El secretario de Gobernación se inventó una innecesaria gira nacional de convencimiento a los diputados locales de cada estado, para que ratifiquen la reforma constitucional que prolonga la presencia del ejército en las tareas de seguridad pública, pero una vez pasada la reunión con los legisladores, recibió con beneplácito un encuentro con las fuerzas vivas de la entidad, por supuesto en instalaciones oficiales, y para cerrar con broche de oro, una visita al Restaurante Mar and Sea, donde estaban dos ex gobernadores: por supuesto, el anfitrión Juan Sigfrido Millán Lizárraga, y Jesús Aguilar Padilla, así como algunos cuadros del PRI en los sexenios de ambos personajes, e incluso el último dirigente formal que tuvo ese partido en Sinaloa, Jesús Valdez. Por si fuera poco, en la sesión del Congreso estuvo Jesús Vizcarra Calderón.
Fue una visita fructífera para Augusto Adán, quien hasta el jueves sólo tenía en Sinaloa a un simpatizante confeso: Héctor Melesio Cuén Ojeda, quien por supuesto, hizo sentir su presencia como dueño o pionero de la marca.
De lo que menos se habló después de la reunión del Congreso fue de la reforma constitucional. Adán se sintió en el paraíso, repartiendo promesas abstractas y hasta ofreciendo (o advirtiendo) que los sinaloenses lo van a adorar, y repartiendo títulos como el que le otorgó a Rubén Rocha Moya, designado ex officio como “el mejor gobernador”.
A Rocha, por cierto, la designación le puede salir cara si se le identifica como seguidor de la corcholata que despacha en Gobernación y finalmente no gana. A mi entender, el pleito con Héctor Melesio Cuén se volvió a agravar precisamente por la insistencia de éste en generar movilizaciones futuristas cuando al gobernador le interesaba mantener un equilibrio y de ser posible hasta cierta neutralidad, en tanto el presidente Andrés Manuel López Obrador termina de dar línea sobre el destape que ahora ya no es destape, aunque se parezca mucho.
Como quiera, quedan algunas interrogantes: ¿quién planeó y acordó la visita de Adán Augusto al restaurante Mar and Sea? Se entiende que alguien que anda en la grilla como el aspirante presidencial, se interese por conocer o por tratar a Juan Sigfrido Millán, quien conserva todavía cierto cartel a nivel nacional y es una leyenda en la política local. Sobre todo ahora que se está amarrando el fenómeno del PRIMOR.
Se entiende también que aparezca Jesús Aguilar Padilla, quien desde la elección local se decantó con su grupo a favor de Rocha Moya.
Pero alguien debe haber palomeado la presencia de los chuyquiquis, los cenobios, los chuyvaldeces y otros que aparecieron de manera colateral.
Aunque se entiende por su gran amistad con Juan Millán, sorprende la presencia de Jesús Enrique Hernández Chávez, quien tiene bajo su cargo nada menos que la conducción del proceso de selección de la nueva dirigencia estatal del PRI. ¿Quién me va a dar línea a mí?, preguntó recientemente a propósito de las exigencias de piso parejo. Pues ahora por lo menos parece que es posible la influencia de Morena.
En fin, que la vieja clase política priísta salió a recreo, aunque para ello haya debido utilizar un tiempo y un patio ajenos, mientras los morenistas de siempre, los autollamados históricos y de base, se quedaron detrás de las rejas viendo cómo otros tocaban la campana y jugaban los juegos que se supone les estaban destinados.
- EL EJÉRCITO, UNA SOLUCIÓN MÁGICA
La parte formal de esta gira, la del “convencimiento” a los diputados locales, estuvo plagada de lugares comunes. Los legisladores de Morena, por supuesto, estuvieron en su papel respaldando incondicionalmente la decisión y el programa presidencial de “abrazos, no balazos”, pero les ganó Ricardo Madrid, el priísta que actualmente preside la Cámara, quien se excedió en lisonjas describiendo el paraíso de paz y tranquilidad que le espera a México después de esta “trascendente” decisión.
El colmo fue la diputada Celia Jáuregui, de Movimiento Ciudadano, cuyo partido se ha opuesto a la militarización y ha denunciado las irregularidades legales y extralegales con que se ha sacado adelante este proyecto.
Foto Expansión Política
Todos coincidieron en que a partir de hoy la inseguridad nos hace lo que el viento a Juárez, como si no fuese un proyecto que tiene muchos años en marcha y que ha fracasado estrepitosamente, al punto en que sólo en este sexenio van unos 130 mil asesinatos dolosos. Para todos éste es un descubrimiento y por el entusiasmo que le ponen al encomiarlo, se diría que es una serendipia, un afortunado encuentro que ni siquiera se buscaba.
Verlos actuar de esta manera nos indica que el gobernador Rocha Moya se habría quedado corto en la frase que se le atribuye: “la oposición no sirve para nada”. No es que no sirva para nada. Es que no existe.
- UN RECUERDO
En las fotos del encuentro entre priístas y corcholata, aparece la diputada federal y dirigente estatal morenista Merari Villegas, quien en otros tiempos tuvo durísimas expresiones contra esa clase política e incluso ironizó sobre reuniones como las que llamaban la atención con sólo decir que se realizaban en el Mar and Sea, que como diputada local prefería no hacer presencia para no convivir con los otros partidos. Ahí se ve desenvuelta, muy natural.
Me recordó a los regidores del primer ayuntamiento panista, que criticaban permanentemente el comportamiento de los priístas, el boato con que se manejaban, los gastos que eso generaba, la exagerada entrega al gobernador. Pero cuando les tocó participar en la primera gira de Francisco Labastida Ochoa, los ediles corrieron a hacer fila para subirse al camión oficial y una vez ahí, se adueñaron de los lugares centrales, respetando los del gobernador y el alcalde Humberto Rice. Ya ahí aceptaron refrescos, bocadillos y por supuesto, los saludos del propio gobernador. Ya estaban adentro y no refunfuñarían más.
- EL REY DE LA BASURA
El alcalde Luis Guillermo Benítez Torres está metido en la más severa crisis administrativa de su gobierno. La ineptitud impide que se preste de manera regular un servicio tan elemental como la recolección de basura, y lo peor es que ni siquiera parece preocuparle. Con toda tranquilidad dice que las cosas “van mejorando” en ese renglón, ajeno al hecho de que en una parte muy importante de la ciudad (varios de los puntos más poblados) el camión recolector tiene ya dos semanas sin pasar, y en algunos hasta tres.
Se entiende que cada quien habla de la feria según le va en ella.
El Químico vive en uno de los fraccionamientos más lujosos y con mejores servicios de la ciudad. La administración del conjunto se hace cargo de prestar esas tareas y nunca faltan, de modo que él no tiene por qué enterarse del sufrimiento que significa esa falla. Los vecinos no tienen de qué quejarse, y aunque tuvieran, nadie se atreve a trasponer el cerco de camionetas de lujo y guaruras armados que se atrincheran en el frente de su residencia.
Pero en la ciudad hay problemas muy serios. En algunos sectores, la basura acumulada de una semana fue recogida el domingo previo al paso del huracán Orlene, en una medida desesperada para evitar inundaciones propiciadas por tanto desecho sólido como había en las calles. Pero después de eso, nada.
A eso hay que sumar las incontables fugas de aguas negras y de agua potable que se reproducen por la ciudad, aunque no tan intensamente como los baches que pueblan casi absolutamente todas las calles de la traza urbana.
Lejos de resolver, el gobierno municipal se ha echado encima a los trabajadores de aseo y limpia, a quienes incluso acusa de cobrar dinero por prestar el servicio, sin hacer algo por resolver la carencia de unidades que provoca que estén tiradas doce rutas. Y lo peor es que ni siquiera se les ha ocurrido hacer “tandeos” de zonas, como hacen con el agua cuando es insuficiente.
En una muestra de incapacidad, el alcalde dijo que no puede hacer nada porque “si se rentan los camiones también se enfrentan problemas legales”, como le está pasando al ex alcalde de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro. Al ex munícipe culiche lo están acusando de hacer contrataciones irregulares, no de resolver los problemas, pero al parecer al Químico no se le ocurre que las cosas también se pueden hacer derechas.
La ciudad no vivía una crisis como esta desde hace cuarenta y cinco años, cuando el ayuntamiento enfrentó un paro laboral de varios meses. La diferencia es que entonces el gobernador boicoteó al municipio reteniéndole las participaciones estatales y federales, y que de paso la huelga estaba patrocinada por personajes de la iniciativa privada que le entraron a la onda de hacer justicia social. Otros problemas de carencia de equipo fueron temporalmente resueltos por alcaldes sucesivos, mediante la contratación de volteos de las alianzas de camiones de materiales de construcción, en tanto lograban reparar o sustituir las unidades dañadas.
Lo que se perfila en estos momentos es un movimiento para depositar las basuras en avenidas principales y de ser necesario, en el mismísimo palacio municipal, para coronar al alcalde como El Rey de la Basura. Cuidado, porque la paciencia se agota.
- ZAMORA Y EL HUMOR INVOLUNTARIO
El Senador priísta Mario Zamora rechaza enfáticamente que se esté consolidando el PRIMOR con miras a reformar la Ley Electoral (la ambicionada colonización del INE) y para volver a pasar la Ley Eléctrica, que ahora está como un pegote sobre el texto constitucional,
Entrevistado para Paralelo 23, el legislador sinaloense se mostró extrañado de que la opinión pública insista en creer ese dicho del secretario de Gobernación, Adán Augusto López, si ya el presidente del comité ejecutivo nacional del PRI, Alejandro Moreno, dijo que no era cierto y que no se apoyará ni lo eléctrico ni lo del INE.
La extrañeza es una prueba fehaciente de que existe el humor involuntario.
¿Cómo es que la gente no le cree a Alejandro Moreno? La pregunta mueve a risa porque ya antes Alejandro Moreno dijo que el PRI no apoyaría la militarización del país, y no sólo la apoyó, sino que se prestó a presentar la iniciativa para extender la presencia del Ejército en la seguridad pública, del 2024 en que terminaba, al 2028.
No es que Adán Augusto sea un dechado de credibilidad, pero Alito Moreno y su PRI padecen a ojos vistas, el síndrome de la Chimoltrufia, que como dice una cosa, hace otra, ya sea por afinidad ideológica, por la costumbre de estar a la sombra del poder, por intereses personales, o por negociaciones sobreinstitucionales, como esa que evita un juicio político y hasta un eventual encarcelamiento por quedarse con dinero ajeno, como tanto se acusó, se amenazó y al parecer se olvidó.
No, yo tampoco le creo a Alito ni a su partido.
Otra cosa que dijo el senador durante la entrevista para Paralelo 23, con Mario Martini y este servidor, fue “a mí no me manda Quirino”.
Se trataba de los hechos que rodearon al primer intento de extender la permanencia del Ejército en las calles. Ya aprobada la iniciativa por el PRIMOR en la Cámara de Diputados, tocaba el turno al Senado de la República.
Como parte de su estrategia, el presidente pidió a todos sus cercanos que movieran piezas para romper al bloque opositor en la Cámara Alta. El ex gobernador Quirino Ordaz Coppel envió desde España un twitt pidendo a Zamora que votara a favor.
Sorpresivamente, Zamora dijo que no lo haría. Siendo un personaje muy cercano a Alejandro Moreno, se daba por descontado que apoyaría la propuesta, pero dijo que no. Finalmente no hubo votación y no tuvo que votar en contra. De ahí su aseveración de “a mí no me manda Quirino”.
Pero resulta que diez días después el asunto fue llevado otra vez al pleno de los senadores, y ahí diez de los trece priístas votaron a favor, incluyendo a Mario Zamora.
¿Qué le pedía Quirino? Que votara a favor. ¿Qué hizo finalmente Zamora? ¡Votó a favor!
Seguramente no lo hizo por la petición de Quirino, pero ¿cuál es la diferencia?
Claro que hoy explica que no votó por la misma iniciativa, sino por una en que hay condiciones distintas, exigencias de que se rinda cuentas, de que vayan los generales a informar al Senado cada seis meses, que se asignen recursos a las policías de los estados y municipios…
A todo ello se comprometió el gobierno, pero ocurre que hace cuatro años, cuando se formalizó la participación del Ejército en las tareas de Seguridad y se creó la Guardia Nacional, la oposición logró incluir condiciones como la temporalidad (hasta el 2024), el carácter civil de la Guardia Nacional, el fortalecimiento de las policías locales y varias más que fueron incumplidas una tras otra.
¿Por qué volver a creer en que el gobierno va a cumplir con requisitos y condiciones que ya incumplió? Sólo pueden responder los del PRIMOR. Sin embargo, Mario Zamora tiene una explicación que ahí sí manifiesta nítidamente aquello del humor involuntario.
Se va a ver, dice, ya verán qué ocurre y “¿por qué votamos como votamos? Porque aunque no se crea, el que se dobló fue el gobierno”.
Nunca había cerrado una entrevista con un chiste de ese calibre.